jueves, 31 de enero de 2013

La ambivalencia del cambio



 Los últimos meses han estado plagados de informes en la prensa local acerca de la magnitud que tendría la continua reducción del tipo de cambio en nuestra economía. Antes de exponer las ideas, quiero sentar preguntas básicas que hoy se hallan en la mesa de debate: ¿Qué le espera al Perú en caso que el tipo de cambio continúe en caída? ¿Cuáles son las medidas a tomar? ¿Qué necesitamos del contexto internacional?

El tipo de cambio es simplemente la relación de una moneda con otra. Pactado desde que salió de vigencia el patrón de oro-sistema que fijaba el valor de las monedas mundiales en relación a la cantidad de oro- en 1971, el tipo de cambio mundial se ha fijado usualmente con relación al dólar, reconocida esta como la moneda más universal debido a la preponderancia mundial que tuvo Estados Unidos como la nación hegemónica del mundo durante las últimas décadas. Para entender de manera práctica el tipo de cambio, entiéndase a los dólares como papas. Ambos son productos comercializables, ambos tienen mercados, uno de bienes (materiales) y otro de dinero (billetes). Mientras más papas hay en el mercado de bienes, menor es su precio. Con el dólar se mantiene la misma lógica: mientras más cantidad de dólares se comercialice  en el mercado de dinero, menor será su valor.En el mercado de dinero peruano hay en la actualidad una gran cantidad de dólares debido a la entrada masiva de dinero extranjero, hecho que explica su reducido valor. Así, en el Perú en estos momentos el tipo de cambio se sitúa aproximadamente en S/. 2.55 por dólar. 

El contexto actual que vive el país (y en general América Latina) sumado a las crisis en las economías de los países del primer mundo, quienes se han visto obligados a aplicar peculiares remedios en pos de combatir estas nuevas “epidemias”, han creado un escenario singular. Las nuevas decisiones tomadas por la Reserva Federal-la máxima autoridad económica de los Estados Unidos- de emitir más cantidad de dólares a los mercados del billete junto con tasas de intereses bajas y ciertas regulaciones legales que incentivan a sus bancos a invertir para sacar al país de la crisis mediante la reducción del desempleo son las nuevas reglas del juego económico norteamericano.Históricamente el Perú siempre tuvo crisis cambiarias: los dólares eran muy escasos porque había poco dinero extranjero, lo que les merecía un alto valor. Esto era fiel reflejo de las desastrosas políticas económicas dadas entre los años sesentas y ochentas: las incompetentes políticas proteccionistas, la torpe administración estatal de las principales empresas, la desmesurada inflación causada por la demagogia populista y los desordenados balances fiscales habían arruinado la economía nacional, alcanzando su mayor punto de crisis durante fines de los ochenta. Sin embargo, actualmente, y gracias a la política liberal iniciada en los noventa, nuestro país ha ido experimentando elevados índices de crecimiento como nunca antes en su historia. Consecuentemente, el sostenido crecimiento ha resultado muy atractivo para el observador internacional, quien hoy en día no duda en invertir en el Perú debido a la confianza y a la estabilidad macroeconómica.

Pero en otros aspectos, el nuevo escenario no ha sido muy favorable. Si bien este nuevo marco es reflejo de un buen manejo económico, la depreciación del dólar no ha sido bien vista por los sectores exportadores ni por aquellos que buscan competir contra las importaciones. De seguir la tendencia del tipo de cambio a la baja, esta llevaría a una crisis en diversos sectores tales como agroexportación, textil y más productos industriales, ocasionando grandes despidos y bancarrotas ya que el dinero que ganan vale cada vez menos en moneda nacional. El Banco Central de Reserva solo ha podido atenuar la caída para que esta no sea virulenta, pero no puede evitar que en el largo plazo siga en picada. Y el gobierno ya ensaya propuestas de ley para intentar poner un freno a este impase, pero la solución, de darse, no será inmediata puesto que requiere todo un proceso.

Este no es, sin embargo, un problema privativo del Perú en el escenario regional. Vecinos nuestros que también presentan gran dinamismo en sus economías, tales como Chile, Colombia, Brasil y México, se han visto inmersos en la misma coyuntura. La política macroeconómica primermundista, que ha empleado el uso de la “maquinita” al emitir gran cantidad de billetes en su intento por paliar los efectos de la crisis iniciada en el año 2008, ha creado una marea de dólares y demás monedas que han ido a refugiarse a las economías emergentes de todo el mundo buscando un lugar donde estén sanas y salvas.Es positivo en un inicio puesto que permite la reactivación económica de la región en un contexto mundial recesivo y les permite acumular reservas para combatir la volatilidad de precios de los mercados internacionales, pero sectores como la ganadería y la manufactura se han visto seriamente afectados, llegando a la quiebra y al cierre de empresas e industrias ya que la cantidad de dinero en términos de moneda nacional es cada vez menor. 

Las propuestas para aliviar la marea no se han hecho esperar. En Brasil, el más afectado en este aspecto, ya se han impuesto controles de inversión-para disminuir la cantidad de dinero que entre del exterior- ya que la abrumadora cantidad de dólares le atenuó el crecimiento. En Costa Rica ha desatado controversia la propuesta de incremento de impuestos a los flujos de capital extranjeros. México mantiene relajadas sus políticas: no hace cambios legales significativos, puesto que busca captar divisas para blindarse en caso de una crisis internacional.En Chile, Perú y Colombia los bancos centrales han sido presionados para mantener su labor intervencionista e inclusive los parlamentos debaten medidas más rigurosas como aumentar el porcentaje de dinero de reservas  -conocido comúnmente como encaje- para sacar dinero del mercado. Se ve como una posible solución incentivar a las empresas locales a invertir fuera para retirar los dólares de las economías. Perú ha anunciado una singular medida: cancelará gran parte de su deuda externa para quitar divisas del mercado de dinero y así atenuar su devaluación.  Es innegable que la región entera está en actividad contra lo que será un problema regional este 2013. 

El contexto internacional también jugará un rol importante: el inacabable problema del abismo fiscal norteamericano-caracterizado por el aumento de impuestos y disminución de los programas sociales-, la crisis económica europea y la posible salida de Inglaterra de la Eurozona, la incertidumbre y las paradojas que encierra la economía China, los estragos que atraviesa medio oriente sumido en guerras civiles y la lenta recuperación japonesa son variables que estarán presentes a la hora de tomar decisiones. El escenario mundial se presenta anubarrado, pero aun así el entusiasmo no ha menguado. 

Al Perú solo le queda impulsar medidas para aliviar el maretazo verde y mantener los demás parámetros económicos en línea. Julio Velarde, presidente actual del Banco Central de Reserva (BCR) se ha pronunciado al respecto opinando que la caída del precio del dólar no será tan dramática, pero no descartó aumentar la tasa de interés-que actualmente es de 4.25%-. Al respecto, dijo lo siguiente:

“No lo descartaríamos, pero no hay tanto ingreso de capitales al mercado de portafolios por la tasa de interés de referencia sino por la emisión de bonos en dólares en el exterior de parte de algunas empresas o entidades”

También descartó que se den controles al ingreso de dinero externo, pues considera que no es necesario en este momento, agregando que también sería fácil evadirlos. Aparentemente el BCR aún mantiene el tema bajo control, pero es incierto el escenario en el largo plazo y esa incertidumbre hace difíciles las proyecciones. De momento la mejor opción es no bajar la guardia y seguir impulsando medidas preventivas. No obstante, incluso el escenario más pesimista no será catastrófico. 


Bibliografía

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